“Los templarios mandaron realizar, a lo largo de su existencia, no menos de cinco traducciones del Libro de los Jueces, que es, sobre todo a través del Canto de Débora, una de las obras cumbres del simbolismo bíblico. Allí surgen, por primera vez en la Biblia, los abrevaderos de la sabiduría del Grial. El libro de los Jueces es, convenientemente estudiado, una de las grandes cumbres del pensamiento bíblico y, posiblemente, de las religiones universales”.
La herencia esotérica de los templarios
Todas las sociedades que han practicado la búsqueda del saber, en cualquier época y en cualquier país, se han comportado del mismo modo.
Por un lado han mostrado un rostro acorde con el poder establecido y han seguido más o menos las normas de conducta vigentes allí donde estaban asentadas: ha sido su lado exotérico. Por otro, han creado en torno suyo una barrera infranqueable, tan imposible de trasponer que, muy a menudo, ha sido incluso ignorada por los que convivían con ellos.
La orden militar templaria nació –exotéricamente– con toda la garantía de acatamiento a la Iglesia y a los principios del cristianismo; en apariencia incluso con una pátina de fe y de pobreza más firme que muchas otras órdenes monásticas conocidas, reconocidas y veneradas. Hasta el momento mismo de su disolución, en que se les acusó de todos los pecados habidos y…
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