NEANDERTALES

Sapiens, Lobos y la Desaparición de Neandertal

Portada del libro de la Profesora Shipman
Los Invasores, de Pat Shipman

El misterio de la desaparición de Homo neanderthalensis, cuya causa quizás nunca lleguemos a descubrir, sigue alimentando la curiosidad de los expertos en la materia, que no consiguen desentrañar el porqué de la extinción de una especie netamente europea y que en su génesis llegaría a alcanzar territorios de Oriente Medio. Una especie adaptada a condiciones climáticas muy duras. Social por naturaleza y con alto grado de pertenencia al grupo, en el que las tareas se compartían y repartían, no sólo aquéllas encaminadas a su propia subsistencia, sino otras como el cuidado de niños, ancianos y enfermos, además. De constitución fuerte, con una capacidad craneal superior a la de sapiens, lo que implicaría, en principio, un gran desarrollo cognitivo, y de quien los investigadores opinan que poseía un pensamiento elevado. Pese a todo lo comentado, y tras un periodo de aculturación e hibridación con sapiens, como quedó demostrado en los análisis de ADN practicados sobre la falange de la Niña de Denisova, los últimos reductos neandertales [cuyos restos se han localizado en la Costa de Gibraltar], desaparecerían para siempre hace unos 28.000 años, aproximadamente. 

Pat Shipman
             La Profesora Shipman

Pat Shipman es Profesora Emérita de Antropología en la Universidad Estatal de Pensilvania. Ha combinado su tarea como docente con la de escritora, habiendo firmado y publicado un buen número de libros y de artículos científicos, algunos de ellos, en revistas tan prestigiosas como American Science. Hace algo más de dos años, Eduard Punset, el conocido director del programa de divulgación científica Redes, le hizo una entrevista muy interesante, a cuyo contenido se puede acceder desde el enlace que aparece al final de este artículo.

En su último trabajo ‘The Invaders: How Humans and Their Dogs Drove Neanderthals to Extinction’, ‘Los Invasores: Cómo los Humanos Modernos y sus Canes llevaron a los Neandertales a la Extinción’, que fue publicado el pasado mes de Marzo, Shipman nos plantea una teoría que rompe con todo lo que se había imaginado hasta ahora: los perros, descendientes de aquéllos lobos con los que sapiens había conseguido empatizar, cambiarían las estrategias de caza hasta ese momento conocidas, privando a los neandertales, cada vez más, de los recursos alimenticios que necesitaban y abocándolos a su desaparición.

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                            Empatía, Werner Freund (1933-2013) y uno de sus lobos

Como tantas veces hemos apuntado, intentar explicar una etapa de la Historia de la que carecemos de fuentes escritas y en la que los únicos materiales disponibles son de naturaleza no perecedera – industria lítica, básicamente – conlleva un alto porcentaje de suposición y muy pocas posibilidades de constatación.

El resultado de su investigación es apasionante, y los puntos básicos se describen en un artículo aparecido el día 1 de Marzo en la versión digital del periódico británico The Guardian, titulado “How Hunting With Wolves Helped Humans Outsmart The Neanderthals”, que os traduzco a continuación. Si los resultados llegaran finalmente a constatarse, obligaría una vez más a reescribir esa disciplina en cambio constante llamada Prehistoria.

Si bien el autor del artículo original, cuyo enlace encontrareis más abajo, es un poco exagerado en sus afirmaciones, sobre todo al inicio del mismo, las opiniones de la Profesora Shipman no son de aquéllas que dejan indiferente, aunque habríamos de esperar a la publicación y lectura de su libro para poder profundizar en sus investigaciones y comentarlas de manera imparcial.

‘How Hunting With Wolves Helped Humans Outsmart The Neanderthals’

Robin Mckie, Sunday 1 March 2015

‘Como la Caza con Lobos Ayudó a los Humanos Modernos a Aventajar a los Neandertales’

Traducción: Andrés R2

En la Europa de hace 40.000 años, nuestros ancestros constituyeron una alianza crucial y duradera que nos permitió acabar con nuestros primos evolutivos, los neandertales.

Los perros son los amigos más antiguos del hombre, reconocidos por su lealtad y su habilidad para guardar, cazar y perseguir. Pero puede que los humanos modernos les debamos más de lo que habíamos pensado. Puede que tengamos incluso que agradecerles que nos ayudaran a erradicar a nuestros rivales de las cavernas, los neandertales.

De acuerdo con una prominente antropóloga estadounidense, los primeros perros, descendientes de los lobos, jugaron un papel crítico en el dominio de Europa por el hombre moderno hace 40.000 años, cuando vencimos a los neandertales oriundos. “En aquella época, humanos modernos, neandertales y lobos eran todos depredadores, y competían para cazar mamuts y otros grandes herbívoros”, afirma la Profesora Pat Shipman, de la Universidad Estatal de Pensilvania. “Pero entonces, nos aliamos con el lobo, y eso habría sido el fin de neandertal”.

Si Shipman está en lo cierto, habrá resuelto uno de los misterios más intrigantes de la evolución. Se sabe que el hombre moderno evolucionó en África. Empezó a emigrar hace unos 70.000 años, alcanzando Europa 25.000 años después. El continente se encontraba bajo dominio de nuestros primos evolutivos, los neandertales, que habían vivido allí durante más de 200.000 años. Sin embargo, unos pocos miles de años tras nuestra llegada, desaparecieron. La pregunta es: ¿Qué acabó con ellos?

Lobo
                                                       Hermoso ejemplar de Lobo

Algunos científicos culpan al cambio climático. La mayoría sostiene que los humanos modernos – dotados con habilidades y armas superiores – fueron los responsables. Shipman está de acuerdo con este último escenario, pero va más allá. Tuvimos un cómplice: el lobo.

Shipman sostiene que, poco después de nuestra entrada en Europa, los humanos modernos nos aliamos con los lobos. Los domamos, y los perros que de ellos resultaron se emplearon para perseguir presas y para ahuyentar a carnívoros rivales, incluyendo a leones y leopardos, que trataban de robar la carne.

“Los primeros perros – lobo habrían derribado y atosigado a animales como el alce y el bisonte, y los habrían acosado hasta agotarlos”, ha dicho Shipman. “Después, los humanos los habrían matado con jabalinas o arcos y flechas. Ello suponía que los perros no necesitaban acercarse a estos grandes animales acorralados para acabar con ellos – con frecuencia, la parte más peligrosa de una cacería – al tiempo que los humanos no tenían que emplear energía en seguirles el rastro y hacerlos presa. Los perros lo habrían hecho por nosotros, después, compartíamos la carne. Era una situación en la que todos ganaban”.

Por entonces, el paisaje europeo estaba dominado por mamuts, rinocerontes, bisontes y otros grandes herbívoros. Tanto neandertales como sapiens los cazaban con jabalinas y, posiblemente, arcos y flechas. Todo habría ido a peor con la competencia de leones, leopardos, hienas y otros carnívoros, lobos incluidos.

“Incluso si derribabas un bisonte, otros carnívoros se habrían dispuesto para atacarte y robarte la presa en cuestión de minutos”, ha dicho Shipman. La respuesta, como ella argumenta fue la creación de la alianza entre hombre y lobo. Al principio, cazaban por separado las mismas criaturas, con resultados dispares. Una vez que unieron fuerzas, dominaron la cadena alimentaria en la Europa prehistórica. Aunque por este logro, otras especies pagaron un alto precio. Los neandertales desaparecieron, seguidos por leones, mamuts, hienas y bisontes en los milenios siguientes. Humanos y perros de caza resultaron, y aún lo son, una combinación mortal, afirma Shipman.

File:CurratExcoffierNeandethalmtDNA.png
Simulación basada en estudios de ADN de la expansión del humano anatómicamente  moderno hace 1.600 generaciones. En gris claro, el dominio neandertal

La idea es, sin embargo, controvertida, pues remonta los orígenes de la domesticación del perro a nuestro pasado más remoto. La mayor parte de los científicos había argumentado que ese proceso, desde lobos ya domados, empezó con el surgimiento de la agricultura, hace unos 10.000 años, aunque otro estudio sugiere que habría empezado incluso antes, hace unos 15.000 años, aproximadamente.

Pero Shipman lo sitúa antes de la última Edad Glacial, en base a recientes hallazgos de restos fósiles de canes de 33.000 años de antigüedad en Siberia y Bélgica. Si bien su aspecto es bastante similar al de los lobos, los fósiles muestran, también, signos evidentes de domesticación: hocico más corto, mandíbula más ancha y dientes más apiñados que los del lobo salvaje. Así es como empezamos a cambiar la fisonomía de los lobos, y en los milenios posteriores los transformamos en todas las razas de perros que tenemos en la actualidad, desde el corgi galés al gran danés.

Curiosamente, puede que ellos hayan cambiado nuestra apariencia, también, comenta Shipman, cuyo libro “Los Invasores: Cómo los Humanos modernos y sus canes llevaron a los Neandertales a la extinción” se va a publicar este mes. Piensen en el blanco de sus ojos, declara la Profesora. El lobo posee una esclerótica blanca, el Homo sapiens, también, y lo que aún es más importante, es el único primate que la tiene.

File:Sclera.PNG
                               Esclerótica, sclera en Inglés

“La ventaja principal de poseer una esclerótica blanca es lo fácil que resulta adivinar lo que otra persona está mirando”, ha añadido Shipman. “Proporciona una forma muy útil de comunicación no verbal, y habría sido de inmensa ayuda para los primeros cazadores. Habrían podido comunicarse en silencio y de manera efectiva”.

De esta manera, la mutación que confería una esclerótica blanca se habría generalizado entre los humanos modernos hace 40.000 años, dando ventaja a aquéllos que cazaban con perros.

En contraste, no hay prueba alguna de la relación entre neandertales y perros, y parece ser que continuaron cazando mamuts y alces por sus propios medios, un método punitivo de conseguir comida. Ya bajo presión tras la llegada de los humanos modernos a Europa, nuestro pacto con los lobos habría sido la gota que colmara el vaso para los neardentales.

La historia no acaba en Europa, ha añadido Shipman. “Vería ésto como el principio de la conquista del mundo por humanos modernos. Tras nuestra alianza en el Paleolítico, llevamos a los perros con nosotros allá donde fuimos, a América, a las Islas del Pacífico. Nos facilitaron la caza y nos ayudaron a guardar nuestra comida. Ha sido una alianza muy poderosa”.

Contexto cronológico y notas aclaratorias sobre el auge y caída de los neandertales:

  • Hace 250.000 años, los primeros neandertales aparecieron en Europa.
  • Hace 200.000 años, los primeros humanos modernos aparecieron en África.
  • Hace 70.000 años, los primeros humanos modernos salen de África.
  • Hace entre 50.000 y 60.000 años, ambas especies comparten territorio en Oriente Medio.
  • Hace 45.000 años, los humanos modernos entran en Europa.
  • Hace entre 40.000 y 28.000 años, los neandertales desaparecen. En el texto original se establece 40.000 años como cronología para la desaparición de neandertal, si bien, como ya hemos apuntado, sus últimos reductos alcanzan 28.000 años
Perros lobo ayudando en la cacería
                                                     Lobos cruzando senderos junto a mamuts

Enlaces:

Galería de imágenes:

Fuente:

http://losportadoresdelaantorcha.com/httplosportadoresdelaantorcha-com281-2

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Los humanos éramos cuatro especies que se aparearon entre sí

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English: Homo erectus, Museum of Natural History, Ann Arbor, Michigan, November 2007. עברית: גולגולת של הומו ארקטוס במוזיאון הטבע, אן ארבור, מישיגן (Photo credit: Wikipedia)

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Model of Neandertal Man whose skeleton was first found in 1856 in the Neander Valley of Germany (1) (Photo credit: mharrsch)

English: Cave where the remainings of ' where ...

English: Cave where the remainings of ‘ where discovered in 2003, Lian Bua, Flores, Indonesia [2007]. Français : Caverne de Liang Bua où les restes de l’Homme de Flores (Homo floresiensis) ont été découverts en 2003. Flores, Indonésie. (Photo credit: Wikipedia)

Homo floresiensis (the "Hobbit")

Homo floresiensis (the «Hobbit») (Photo credit: Wikipedia)

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Cuanto más se sabe sobre la cronología evolutiva del linaje humano, más se aparta la realidad del clásico dibujo que muestra una fila india de homínidos caminando mientras se yerguen y pierden el vello hasta llegar a un sapiens lampiño. En el Pleistoceno tardío, Eurasia estaba habitada por al menos cuatro especies humanas diferentes: sapiens, neandertales, un grupo poco conocido llamado denisovanos y una cuarta población aún por determinar. Las excavaciones y los análisis de ADN están revelando que estas cuatro especies no solo habitaron en los mismos lugares, sino que incluso llegaron a tener descendencia común, mezclando sus genes y embrollando la comprensión que tenemos de nuestros orígenes. Esta semana la revista Nature publica un estudio que detalla el genoma neandertal más completo hasta la fecha, complicando aún más el culebrón de las relaciones entre nuestros ancestros y sus parientes.

El nuevo estudio se ha elaborado a partir de una falange de neandertal hallada en 2010 y que corresponde al cuarto o quinto dedo del pie de una mujer adulta que vivió hace al menos 50.000 años en la cueva de Denisova, situada en las montañas de Altai al sur de Siberia (Rusia). Esta gruta ha demostrado ser un filón para los paleoantropólogos, ya que los restos descubiertos allí indican que fue una vivienda muy popular, habitada en diferentes momentos por sapiens, neandertales y un tercer grupo hallado por primera vez en 2008 y que recibió su nombre de la cueva. El pasado año, científicos del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig (Alemania), con su director Svante Pääbo a la cabeza, secuenciaron el genoma de los denisovanos a partir del hueso de un dedo de una mujer joven que vivió en la cueva hace unos 40.000 años.

Pääbo, que en 2010 dirigió también el proyecto del primer genoma neandertal, ha liderado ahora un equipo internacional de científicos en el análisis del ADN del nuevo hueso para obtener una secuencia en alta resolución de los genes de esta especie. Los resultados revelan que la propietaria de aquel dedo del pie era fruto de una unión consanguínea. “Hicimos simulaciones de varios escenarios de endogamia y descubrimos que los padres de este individuo neandertal eran medio hermanos de una misma madre, o dobles primos carnales, o tío y sobrina, tía y sobrino, abuelo y nieta, o abuela y nieto”, detalla el coautor del estudio Montgomery Slatkin, de la Universidad de California en Berkeley (EE. UU.). Según los investigadores, esta endogamia parece haber sido algo frecuente en los neandertales y denisovanos, tal vez debido al pequeño tamaño de sus poblaciones.

Los científicos han comparado la secuencia con la de los denisovanos, con otro ADN neandertal procedente de la región del Cáucaso y con los genomas de 25 humanos modernos, descubriendo una serie de huellas genéticas que revelan un cierto entrecruzamiento de estas especies a lo largo del tiempo. La secuencia demuestra que los neandertales estaban estrechamente emparentados con los denisovanos, con quienes compartieron un ancestro común hace unos 450.000 años. Este, a su vez, se separó del linaje de los humanos modernos entre 550.000 y 765.000 años atrás.

Vista dorsal del hueso cuyo ADN se ha secuenciado, una falange del pie de una mujer neandertal hallada en la cueva de Denisova BENCE VIOLA

Vista dorsal del hueso cuyo ADN se ha secuenciado, una falange del pie de una mujer neandertal hallada en la cueva de Denisova
BENCE VIOLA

Vista dorsal del hueso cuyo ADN se ha secuenciado, una falange del pie de una mujer neandertal hallada en la cueva de Denisova

Fruto de los probables cruces entre las distintas especies fue el legado genético de los neandertales y denisovanos en distintas poblaciones de los sapiens modernos. Según los autores del estudio, entre un 1,5 y un 2,1% del genoma de los humanos no africanos actuales es de origen neandertal. Por otra parte, análisis previos han mostrado que los denisovanos dejaron su huella hasta en el 6% de los genes de aborígenes australianos, papuanos y melanesios. El nuevo estudio descubre además que el 0,2% del genoma de los chinos de la etnia Han, de los nativos americanos y de otras poblaciones asiáticas se debe a la herencia denisovana. A su vez, los denisovanos recibieron un 0,5% de su ADN de los neandertales, incluyendo genes importantes relacionados con la inmunidad y la función del esperma. “El estudio realmente muestra que la historia de humanos y homínidos durante este período fue muy complicada”, concluye Slatkin. “Hubo un montón de entrecruzamientos que ya conocemos y probablemente otros que aún no hemos descubierto”.

Entre estos últimos se encuentra la contribución de entre el 2,7 y el 5,8% que el genoma de los denisovanos recibió por parte de otro grupo de humanos arcaicos. Este linaje, cuya identidad aún es un misterio, se separó del resto hace más de un millón de años. “Esta antigua población de homínidos vivió antes de la separación de neandertales, denisovanos y humanos modernos”, dice la primera autora del estudio, Kay Prüfer, del Instituto Max Planck. Respecto a la posible identificación de este grupo, Prüfer sugiere una interesante hipótesis: “Es posible que este homínido desconocido fuera lo que conocemos por el registro fósil como Homo erectus. Se requieren más estudios para apoyar o descartar esta posibilidad”, agrega. En el estudio, los investigadores escriben que “este grupo comenzó a dispersarse desde África hace 1,8 millones de años, pero las poblaciones de Homo erectus asiáticas y africanas pudieron separarse hace solo un millón de años”. Es más: su descendencia pudo pervivir hasta hace poco más de 12.000 años en el disputado Homo floresiensis de la isla de Flores (Indonesia).

Los autores subrayan que aún no se conoce durante cuánto tiempo estas cuatro especies humanas llegaron a coexistir, ya que la posible franja temporal de entrecruzamientos abarca desde hace 12.000 años hasta hace 126.000. Hay pruebas de que neandertales y sapiens convivieron en Eurasia durante al menos 30.000 años. “No sabemos si el entrecruzamiento se produjo solo una vez por la mezcla de un grupo de neandertales con los humanos modernos, y no volvió a ocurrir, o si ambos grupos vivieron uno junto al otro y se entrecruzaron durante un período prolongado”, dice Slatkin. En un comentario adjunto al estudio en Nature, los genetistas Ewan Birney y Jonathan Pritchard, que no participaron en la investigación, escriben: “Parece que, en el Pleistoceno tardío, Eurasia era un lugar interesante para ser un hominino, con individuos de al menos cuatro grupos separados viviendo, conociéndose y ocasionalmente manteniendo relaciones sexuales”.

Desde el enfoque contrario, el estudio ha ahondado además en lo que nos hace únicos a los sapiens. Los investigadores han detectado al menos 87 genes de los humanos actuales que son significativamente diferentes de sus versiones en neandertales y denisovanos. En este pequeño conjunto de genes, aventuran los autores, podría residir aquello que nos distingue de otros parientes que sucumbieron a la extinción. “No hay un gen al que podamos señalar y decir que es el responsable del lenguaje o de alguna otra característica única de los humanos modernos”, aclara Slatkin. “Pero de esta lista de genes podemos aprender algo sobre los cambios que tuvieron lugar en el linaje humano, aunque probablemente esos cambios serán muy sutiles”. Por su parte, Pääbo apunta: “Esta lista de cambios simples en la secuencia de ADN que distinguen a todos los humanos de hoy de nuestros parientes extintos más próximos es comparativamente pequeña”. “Es un catálogo de rasgos genéticos que diferencia a los humanos modernos de todo el resto de organismos, vivos o extintos. Creo que en ella se esconden algunas de las cosas que posibilitaron la enorme expansión de las poblaciones humanas, así como de su cultura y tecnología, en los últimos 100.000 años”, concluye Pääbo.

Tomado de:

http://www.abc.es/ciencia/20131218/abci-cuando-humanos-eramos-cuatro-201312181914.html

JOSÉ MANUEL NIEVES ABC_CIENCIA / MADRID

Día 18/12/2013

Fotos fuera del artículo: Wikipedia

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El ADN humano más antiguo pone “patas arriba” la evolución

«La lectura de una parte del genoma de un individuo que vivió hace 400.000 años en la actual España desvela un parentesco inesperado con un grupo humano siberiano desconocido hasta 2010 e inaugura una nueva era en el estudio de la evolución

Un humano que vivió hace 400.000 años entre osos y leones en lo que hoy es la península Ibérica ha puesto patas arriba, una vez más, lo que se sabe sobre la evolución humana. El análisis de dos gramos de su fémur, sepultado durante todos esos milenios en la Sima de los Huesos de la sierra de Atapuerca (Burgos), muestra que su ADN está relacionado con los denisovanos, un nuevo grupo de humanos descubierto en 2010 a partir de un par de dientes y un minúsculo hueso del dedo meñique desenterrados en una cueva de Siberia (Rusia).

El hallazgo es una sorpresa monumental. Sería como encontrar fuera de contexto una persona negra con un apellido vasco, según el ejemplo del paleontólogo Ignacio Martínez, coautor de la investigación. El grupo humano de la Sima de los Huesos, clasificado como Homo heidelbergensis, posee rasgos neandertales, así que se esperaba que su ADN estuviera relacionado con esta otra especie humana, extinguida hace unos 30.000 años en sus últimos reductos del sur de la península Ibérica. Sin embargo, el ADN, el más antiguo leído hasta la fecha, muestra un parentesco inequívoco con los denisovanos, cuyos únicos restos se han encontrado a miles de kilómetros de España.

“Este estudio pone todo patas arriba”, resume Martínez. Los científicos ofrecen cuatro posibles escenarios para explicar la sorpresa. El primero, que los humanos que hace 400.000 años vivieron en Atapuerca tuvieran un ancestro común con los denisovanos, y que ese ancestro común no fuera antepasado de los neandertales. “Obviamente significa que los denisovanos, sean quienes sean, se encontraban en el Pleistoceno Medio ocupando una área geográfica vastísima, que iba del sudeste asiático hasta el oeste de Europa”, opina el genetista Carles Lalueza-Fox, ajeno a esta investigación y especialista en genomas antiguos. Según esta primera opción, un grupo humano desconocido hasta 2010, los denisovanos, se paseaba por toda Europa de punta a punta, llegando incluso hasta la actual Mongolia hace 400.000 años.

“Un tren que parte del Homo antecessor

“Yo no estoy tan seguro”, confiesa Martínez, del Centro de Investigación sobre la Evolución y Comportamiento Humanos de Madrid. Su equipo en este estudio, dirigido por Svante Pääbo, padre también del genoma de los neandertales, plantea una segunda posibilidad: que la población de la Sima esté estrechamente relacionada con los ancestros tanto de los neandertales como de los denisovanos. “El ADN mitocondrial neandertal también estaría presente [en los humanos de la Sima de los Huesos], pero quizá en un grupo en otra cueva o en otros individuos de la misma cueva, lo sabremos en el futuro”, sostiene Matthias Meyer, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, en Leipzig (Alemania). “Es mi escenario preferido”, afirma Meyer, primer firmante del estudio, admitiendo que de momento sólo es una “especulación”.

Otro de los coautores del trabajo, el paleoantropólogo José María Bermúdez de Castro, apoya un tercer escenario: que el Homo antecessor, una especie humana de 900.000 años también hallada en Atapuerca, a un kilómetro de la Sima de los Huesos, diera su ADN mitocondrial a los denisovanos. “Imaginemos un tren que parte del Homo antecessor, hace una parada en la Sima de los Huesos y llega hasta los denisovanos”, explica Bermúdez de Castro, codirector de los yacimientos de Atapuerca y consejero editorial de Materia. “¿Dónde estarían en esa vía los neandertales? Pues no lo sabemos”, admite. “De momento, yo no cambiaría los carteles del Museo de Evolución Humana”, bromea.

Su colega Ignacio Martínez cree que la obtención de un ADN tan antiguo es un hito histórico, que inaugura “una nueva era en los estudios sobre la evolución humana”. Sin embargo, advierte de que el ADN obtenido a partir de los dos gramos de fémur de la Sima de los Huesos es mitocondrial, el que se hereda de la madre, por lo que es muy pronto para hacer aseveraciones. “Si un indio sioux tiene un hijo con una mujer sueca, el ADN mitocondrial del niño nos dirá que viene de Suecia. Este tipo de ADN sólo nos muestra una parte de la historia”, lamenta.

Los investigadores de Atapuerca trabajan ahora con los expertos del Max Planck alemán para intentar recuperar “al menos una pequeña parte del genoma nuclear” de los Homo heidelbergensis de la Sima de los Huesos, según adelanta Matthias Meyer. En el núcleo de las células se encuentra la inmensa mayoría de los más de 25.000 genes de un humano, pero hay unos 40 genes fuera de él, en las mitocondrias, las centrales energéticas de las células. Ese ADN mitocondrial que los humanos heredan de sus madres es el que se ha podido rescatar por el momento en los Homo heidelbergensis.

Finalmente, el estudio de los restos de Atapuerca, que se publica hoy en la revista Nature, sugiere una cuarta posibilidad: los neandertales y los denisovanos serían un mismo grupo con un antepasado común, mientras que los  humanos de la Sima de los Huesos formarían parte de otro grupo diferente. Esta opción es débil, porque implicaría que los rasgos neandertales surgieron en ambos grupos de manera independiente.

Hace un año, los investigadores de Atapuerca anunciaron que los Homo heidelbergensis podían hablar hace 400.000 años, tras constatar que el ancho de banda de su canal auditivo estaba preparado para escuchar sonidos emitidos por bocas actuales. Ahora esperan que hable su ADN».

Más noticias de Materia:

Los humanos ya podían hablar hace 400.000 años

Otras noticias de «evolución»

Tomado de:

http://es.noticias.yahoo.com/el-adn-humano-m-antiguo-pone-patas-arriba-180228362.html

SOBRE EVOLUCIÓN HUMANA Y ATAPUERCA, VER TAMBIÉN:

Excavations at the site of Gran Dolina, in Ata...

Excavations at the site of Gran Dolina, in Atapuerca (Spain), during 2008. Panoramic photography formed using 3 individual photographies with Hugin software. TD-10 archaeological level is being excavated where the most of the people are. It is a Homo heidelbergensis camp. Under the plank, we can observe a woman with red sweatshirt excavating TD-6 archaeological level, where were found the first remains of Homo antecessor. (Photo credit: Wikipedia)

https://2012profeciasmayasfindelmundo.wordpress.com/2013/08/04/por-que-el-homo-sapiens-sapiens-evoluciono-tan-rapido-cronologia/

English: Homo antecessor, incomplete skull fro...

English: Homo antecessor, incomplete skull from «Gran Dolina», in Atapuerca, Spain (replica) Español: Homo antecessor, réplica del cráneo incompleto procedente de Gran Dolina, del complejo cárstico de Atapuerca (Burgos, España) (Photo credit: Wikipedia)

https://2012profeciasmayasfindelmundo.wordpress.com/2012/08/11/la-evolucion-humana-y-el-proceso-de-hominizacion/

http://serunserdeluz.wordpress.com/2012/09/26/la-evolucion-humana-y-el-proceso-de-hominizacion-segunda-parte/

300px-Homo_heidelbergensis-Cranium_-5

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English: Cranium 5 is one of the most important discoveries in the Sima de los Huesos, Atapuerca (Spain). The mandible of this cranium appeared, nearly intact, some years after its find, close to the same location. Español: Cráneo número 5, uno de los descubriminetos de la Sima de los Huesos, Atapuerca, España. La mandíbula de este cráneo apareció, casi intacta, años después, muy cerca del lugar del hallazgo. עברית: גולגולת SH-5 מאטפוורקה, ספרד – ארקטוס (היידלברגנסיס) (Photo credit: Wikipedia)

http://serunserdeluz.wordpress.com/2012/03/14/craneo-humano-de-500000-anos-de-antiguedad-de-la-especie-homo-heidelbergensis/

Head of Homo heidelbergensis (Replika), Sencke...

Head of Homo heidelbergensis (Replika), Senckenberg Museum, Frankfurt am Main, Germany (Photo credit: Wikipedia)

http://serunserdeluz.wordpress.com/2013/07/24/ritos-funerarios-ancestrales-2a-parte/

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EL HUMANO Y SU EXTRAÑA EVOLUCIÓN (VIDEO)

Video y comentarios sobre la manipulación genética que hicieron los extraterrestres en nuestra especie

serunserdeluz

 Por Silvia Eugenia Ruiz Bachiller, ver condiciones de (c) al final.

FUIMOS MANIPULADOS GENÉTICAMENTE POR «DIOSES» EXTRATERRESTRES

En el video aquí incluido se plantean muchas de las incógnitas referentes a la evolución humana, dando algunas respuestas, pero generando más preguntas.

Por ejemplo, una de las incoherencias de la anatomía del Homo sapiens sapiens es que tiene más grasa que sus supuestos «primos» los primates actuales: chimpancés, orangutanes y gorilas y menciona de pasada que la única explicación es que nuestros antepasados hayan evolucionado en un medio acuático.

Algo que no menciona es la teoría del Simio Acuático de Elaine Morgan, ésa puede ser una explicación que habría que insertar dentro de las teorías de nuestra evolución (como se dice en el video, la de Darwin es una teoría de la evolución humana, pero hay varias, desde el creacionismo, pasando por la  del diseño inteligente y la que aquí se plantea:…

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EL GENOMA NEANDERTAL por Carles Lalueza-Fox

Un valioso documento publicado por uno de los participantes en el Proyecto Genoma Neandertal, más especializado que el publicado en http://serunserdeluz.wordpress.com/2013/08/07/el-genoma-neandertal-2/  que es más accesible para todo público, éste, en cambio fue escrito por un participante del Proyecto Genoma Neandertal e incluye fotos, puedes leer ambos para comparar o elige el que prefieras, la información básica es la misma.

El genoma neandertal

Un cambio de paradigma en la evolución humanapor Carles Lalueza-Fox

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■ LA UNICIDAD HUMANALa mayoría de visiones cosmogónicas sobre el origen de los humanos nos lo muestran como algo procedente de la divinidad, de fuera del mundo natural. Ello ha sido en parte influido por nuestra evidente unicidad. Porque, de todas las especies de humanos del pasado, quizá más de una decena, nosotros somos los únicos que hemos llegado hasta tiempos históricos. Si nos consideramos excepcionales es, en el fondo, por la constatación de que somos únicos. Pero si alguna otra especie, como por ejemplo los neandertales, hubiese sobrevivido, no cabe duda de que el desarrollo intelectual de Occidente habría sido diferente.Filósofos como Platón, Aristóteles, Descartes, Rousseau, Hume o Marx han debatido sobre el verdadero significado de la naturaleza humana, pero sus ideas nunca han podido ser contrastadas con el método científico, porque les faltaba una base empírica. En otros casos se han propuesto como definitorios de los humanos algunos rasgos que después se han encontrado en otros primates, o incluso en mamíferos no primates, como el reconocimiento en espejo o la existencia de cultura o de tecnología. Normalmente se trata de rasgos de tipo cognitivo o social (que son aspectos humanos que nosotros mismos admiramos) que han sido seleccionados de forma apriorística porque encajaban en una determinada visión ideológica de cómo debía ser el ser humano. En esta lista se ha incluido la existencia de lenguaje, de arte figurativo, de autoconciencia, de una conducta simbólica compleja, del miedo a la muerte y de la creencia en un más allá. Podemos detectar la subjetividad de estos planteamientos, por ejemplo, en el caso del lenguaje. El evangelio de San Juan empieza de manera impresionante con esta afirmación: «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.»Hay gente, incluyendo investigadores de psicología evolutiva, que querrían creer que este rasgo tan excepcional debe ser exclusivo de nuestra especie. Obviamente, nadie estaría tan entusiasmado con la idea definitoria propuesta por el escritor ruso Dostoyevski, que decía: «solo los humanos pueden ser tan artísticamente crueles». Pero la misma subjetividad también afecta a aquellos que proponen rasgos que podemos considerar como negativos; se ha descubierto, por ejemplo, que otros primates también se dedican a engañar a sus congéneres para conseguir comida, sexo o atención materna, y, por tanto, tampoco la mentira es exclusivamente humana. Para ver hasta qué punto son problemáticas todas estas definiciones, no hay más que recordar que nadie consideraría a alguien que fuera mudo, que no pudiese crear arte, que fuera ateo o que incluso se encontrase inconsciente en un hospital como si no fuera humano. En este sentido, el escritor Italo Calvino no se equivocaba cuando afirmaba que «la raza humana es un conjunto de individuos que debería definirse mediante la inclusión de todos ellos». Es decir, se trataría de una aproximación a posteriori, contrastable desde la ciencia: ver primero lo que tenemos en común todos los humanos.La era de la genómica ha abierto un nuevo frente para estudiar la naturaleza humana. Disponemos de los genomas de póngidos, nuestros parientes vivos más próximos (algunos ya publicados, como el del chimpancé, y otros, como el del bonobo y el orangután, en fase de análisis), y tenemos ya genomas humanos personalizados (hay que recordar que el genoma humano del proyecto original es en realidad un palimpsesto de diferentes individuos), como los de Jim Watson y Craig Venter. En el primer caso, sin embargo, es posible que se trate de referencias evolutivas demasiado alejadas en el tiempo como para que puedan dar una información muy precisa a nivel de genes con una alta tasa de cambio evolutivo. Es decir, aquellos genes que se han modificado en el linaje humano en las últimas decenas de miles de años, que es precisamente cuando surge nuestra especie. Nuevamente, la extinción de numerosas especies de hominino en los últimos dos millones de años ha dejado un enorme vacío de información evolutiva que el estudio del genoma del chimpancé no puede llenar.Algunos investigadores creen que, si se estudia con detalle lo que compartimos entre todos los genomas humanos, podremos construir una definición objetiva de la naturaleza humana. Pero los primeros datos del proyecto llamado «de los mil genomas» están empezando a mostrar otra dificultad: la enorme variación que existe en el genoma a nivel intraespecífico, incluso en rasgos, como las duplicaciones de segmentos enteros de cromosomas, que hasta ahora no se habían ni considerado. Es decir, podemos encontrar variantes genéticas presentes en todos los individuos estudiados pero no podemos estar seguros de que no carezca de ellas el siguiente individuo que analicemos. El problema será especialmente grave en las poblaciones más variables de la humanidad actual, las del África subsahariana, como se ha visto recientemente en la publicación de varios genomas de joisan y bantú. Una dificultad adicional sería la de categorizar como «exclusivo del humano moderno» variantes génicas que en realidad podrían haber estado presentes en otras especies extintas de hominino. Eso introduciría un bajo conceptual en nuestra comprensión de la naturaleza humana, porque nos interesan precisamente aquellas variantes presentes solo en nuestra especie.

A pesar de todos estos problemas, es obvio que lo que nos hace humanos a todos por igual es el hecho de compartir ancestros comunes, con numerosas interconexiones que integran a todos los humanos actuales en una gran red evolutiva. Pero eso no significa que todo el mundo comparta exactamente todos los genes de este proceso. Es decir, la corriente de la herencia, la historia evolutiva en común, es lo que nos acerca como especie, no un marcador concreto en la humanidad actual. Así pues, si pudiésemos acceder a la información genética de una referencia evolutiva más próxima en el tiempo que la de los chimpancés, entonces estaríamos en situación de poder delimitar exactamente las novedades evolutivas únicas de nuestra especie.

■ EL PROYECTO GENOMA NEANDERTAL

Los neandertales (Homo neanderthalensis) parece que surgieron de una serie de poblaciones más arcaicas del Pleistoceno medio europeo, a menudo clasificadas como Homo heidelbergensis. Fueron una especie humana que habitó en Eurasia hace entre unos 400.000 y unos 30.000 años, y que inició su proceso de extinción con la llegada a Europa, hace unos 40.000 años, de nuestros antepasados procedentes de África. La naturaleza exacta de sus interacciones durante este proceso, el significado adaptativo de sus peculiares rasgos morfológicos y el alcance real de sus capacidades cognitivas son aún motivo de controversia entre los investigadores.

40b-66El autor de este artículo, Carles Lalueza-Fox (en la imagen), forma parte del equipo multidisciplinar que estudia la cueva asturiana y ha participado en el Proyecto Genoma Neandertal.
© Equipo de Investigación de El Sidrón

Las técnicas de biología molecular han permitido, desde 1997, recuperar trece secuencias de ADN mitocondrial (incluyendo media docena de genomas mitocondriales o mitogenomas completos) de diferentes neandertales, incluyendo algunos del yacimiento asturiano de El Sidrón, datados hace 49.000 años. El ADN mitocondrial de los neandertales es diferente del de los humanos actuales y muy semejante entre sí, incluso entre individuos separados por miles de kilómetros. Se ha podido estimar, mediante el uso del reloj molecular, que ambos linajes de homininos se separaron hace medio millón de años. Todo eso indica que los neandertales no contribuyeron al ADN mitocondrial de los humanos modernos y que eran una especie con muy poca diversidad, y por tanto, con unos efectivos demográficos muy bajos.

El Proyecto Genoma Neandertal es un gran proyecto científico liderado por Svante Pääbo, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig (Alemania), llevado a cabo con la colaboración de la compañía privada 454 Life Sciences-Roche, al que posteriormente se ha añadido la compañía Solexa-Illumina. El proyecto se inició en julio de 2006 con el objetivo de conseguir generar un borrador genómico neandertal en unos dos años. La finalización de este borrador se presentó públicamente el 12 de febrero de 2009, en la simbólica fecha del aniversario de Darwin. El análisis de todos los millones de secuencias de ADN costó un año entero, y la publicación no ha visto la luz hasta el pasado 7 de mayo, en la revista Science.

La consecución de este proyecto ha sido posible gracias a nuevas plataformas tecnológicas de secuenciación masiva en paralelo (también conocidas como de ultrasecuenciación), que no existían hace solo cuatro o cinco años, y que han permitido pasar del carácter artesanal del estudio del ADN antiguo a la generación de genomas extintos completos y del laborioso trabajo experimental a un análisis esencialmente informático.

La mayor parte del borrador se ha llevado a cabo a partir de tres pequeñas muestras óseas del yacimiento croata de Vindija, encontradas en el año 1980 y etiquetadas como Vi33.16, Vi33.25 y Vi33.26. Las tres corresponden a individuos femeninos diferentes, aunque la primera y la última comparten el mismo ADN mitocondrial y, por tanto, pueden estar emparentadas maternalmente. El borrador generado tiene una cobertura genómica de casi 2x, lo que significa que, de media, cada nucleótido del genoma (¡y hay unos 3.100 millones!) está representado por dos secuencias. En la práctica, sin embargo, eso quiere decir que un nucleótido tiene una o dos secuencias por encima y el vecino quizá no tiene ninguna, porque las secuencias se distribuyen al azar. Por eso tenemos alrededor del 63% del genoma (hay que añadir que las numerosas regiones formadas por secuencias repetidas no se podrán conocer nunca, dada la fragmentación del ADN original). El borrador de Vindija se ha completado con la secuenciación parcial de tres neandertales más, entre los que está El Sidrón 1253, procedente de Asturias, y datado hace 49.000 años. En este último caso, se han obtenido solo 2,2 millones de nucleótidos, es decir, un 0,1% del genoma.

■ NI «FUERA DE ÁFRICA» NI MULTIREGIONALISMO, SINO TODO LO CONTRARIO

Cuando los analistas genómicos empezaron a estudiar el genoma de Vindija y lo compararon con los genomas completos de cinco humanos actuales (dos africanos –un ioruba y un san–, un europeo, un chino y un nativo de Papua-Nueva Guinea), descubrieron algo que los dejó perplejos. Y no solo a ellos; es evidente que el hallazgo llevará a un cambio de paradigma en la evolución humana. Yo también he tenido que modificar mis planteamientos anteriores, fundamentados en evidencias más limitadas; pero es así como funciona la ciencia. El hecho es que los resultados no se ajustan a ninguna de las dos hipótesis extremas y totalmente incompatibles que se han formulado sobre el origen y evolución de nuestra especie: la conocida como «Fuera de África» y la multiregionalista. Se trata, pues, de una teoría nueva de la evolución humana.

41-66Entrada de la cueva de Vindija, en Croacia. Los huesos utilizados para elaborar el borrador genómico del neandertal han sido encontrados en este yacimiento.
© Johannes Krause, Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology

La hipótesis «Fuera de África» (a veces conocida también como Eva africana o Eva mitocondrial) mantiene que nuestra especie se originó en África hace entre 100.000 y 200.000 años y que se expandió posteriormente por los otros continentes, al mismo tiempo que reemplazaba a las poblaciones arcaicas locales (como los neandertales) sin cruzarse con ellas. La mayoría de estudios genéticos, y especialmente los basados en el cromosoma Y y el ADN mitocondrial, apoyan esta hipótesis, porque las ramas más basales de estos marcadores uniparentales siempre se encuentran en el África subsahariana y porque la diversidad encontrada es muy baja, y por lo tanto, reciente. Por el contrario, la hipótesis multiregional, defendida por algunos morfólogos que estudian fósiles, sostiene que las poblaciones humanas de cada continente derivan de emigraciones fuera de África muy antiguas, próximas a los dos millones de años, por parte de homininos muy antiguos como los Homo erectus o formas similares. Estas poblaciones habrían evolucionado localmente, dando lugar a los diferentes grupos humanos de cada continente, pero habrían mantenido una coherencia morfológica y genética (eso es obvio, porque todos los cruces humanos dan descendientes fértiles) mediante el flujo génico, es decir, el paso progresivo de genes de una área geográfica a otra sin grandes migraciones, solo por cruces minoritarios entre poblaciones adyacentes. A principios del siglo xxi, la inmensa mayoría de científicos –y todos los genetistas, podríamos decir– defendían la primera hipótesis y de hecho podría considerarse que todo esto era un debate ya cerrado.

Pues bien, los investigadores genómicos del proyecto han descubierto que, en varias secciones cromosómicas, el genoma neandertal es más semejante a los tres genomas no africanos (el de Nueva Guinea, Europa y China) que a los dos africanos. Si la hipótesis «Fuera de África» fuera correcta, esperaríamos justo lo contrario, porque, al estar los genomas africanos situados más cerca de la rama basal de toda la humanidad –y por tanto, más cerca del tronco común de ambos linajes–, deberían ser los más parecidos al genoma neandertal. De hecho, eso es lo que se observa en el ADN mitocondrial. El mitocondrial humano más parecido al de los neandertales es precisamente el de la hipotética Eva mitocondrial africana, la madre de todos los mitocondriales humanos.

En estas secciones de cerca de 100.000 nucleótidos de longitud, presentes en por lo menos 10 de los 23 cromosomas, la divergencia evolutiva entre neandertales y no-africanos es mucho más reciente que en el resto del genoma, porque la secuencia de ADN es prácticamente idéntica. Pero cuando se comparan las mismas secciones con las de los genomas africanos, estas son muy diferentes entre sí, y por tanto, dan tiempos de divergencia (es decir, de profundidad evolutiva) más antiguos. No puede tratarse de contaminación de fondo (que en las muestras de Vindija ha sido estimada en un valor muy bajo, de entre 0 y 0,5%), ya que esta se distribuiría uniformemente por todo el genoma y no en forma de bloques discretos como se encuentra aquí. Es decir, si se contamina una muestra con ADN externo, este se distribuirá por igual por todos los cromosomas. Para entender todo eso, imaginemos que somos el resultado de una hibridación; nuestro cromosoma 16, por ejemplo, ha recibido una copia del padre (pongamos neandertal) y otra de la madre (humana moderna), y cada copia es diferente en partes de su secuencia. Cuando nosotros tenemos descendencia, no le pasamos a esta una u otra copia de nuestros cromosomas 16, sino que generamos uno nuevo que es un palimpsesto de las dos copias que ya tenemos (por un fenómeno de intercambio genético que se conoce como recombinación). Es decir, el cromosoma 16 de la siguiente generación tendrá un bloque del 16 paterno, después un bloque del 16 materno, etc. A medida que nos alejamos en el tiempo de esta hibridación puntual, los bloques se irán fragmentando por sucesivas recombinaciones en los descendientes, pero aun así continuarán siendo discernibles en un análisis genómico global. Eso es lo que se encuentra en los genomas neandertales y de los humanos no-africanos estudiados, y representa entre el 1 y el 4% de los genomas de estos últimos.

La explicación más plausible es que estas regiones cromosómicas son el resultado de una hibridación antigua con neandertales que ha dejado huellas en los genomas no africanos de nuestra especie. Para que eso se haya podido producir, el fenómeno debe haber tenido lugar poco después de la salida común de África, hace unos 100.000 años. La huella genómica no es lo bastante reciente como para que los últimos neandertales se hayan cruzado con los humanos modernos que entran en Europa hace 40.000 años. Entre otras cosas, si hubiese sido así, el rastro evolutivo solo se encontraría en el individuo europeo, y no en los tres no africanos, que incluyen uno de Oceanía.

¿Dónde tuvo lugar, pues, este increíble encuentro? Desde hace muchos años se sabe que neandertales y humanos modernos primitivos coexistieron en la zona del Próximo Oriente (y probablemente por todo el Oriente Medio). En Israel, encontramos yacimientos muy próximos que contienen la misma tecnología lítica del paleolítico medio pero con restos fósiles que son o bien neandertales o bien humanos modernos. Las dataciones, sin embargo, no son coincidentes y eso había hecho pensar que, a pesar de la proximidad geográfica, quizá nunca se encontraran en persona. El neandertal arcaico de Tabun tiene una datación de 120.000 años; los humanos modernos arcaizantes de Skhul y Qafzeh, alrededor de 90.000-100.000; y los neandertales de Kebara y Amud, alrededor de 60.000. Además, hay otros restos neandertales en Siria (Dederiyeh) y en Iraq (Shanidar). Es probable que en toda esta región hubiese algunos cruces cuando nuestros antepasados empezaron a salir de África. Cuando una población colonizadora como la de los humanos modernos se encuentra con una población residente, incluso un número muy pequeño de cruces entre ambas poblaciones puede dejar una huella genética muy grande en la primera, por la propia dinámica expansiva de la población colonizadora. Como consecuencia, el flujo génico normalmente solo se detecta, como es el caso, de la población residente a la colonizadora. El hecho de que los linajes mitocondriales sean claramente diferentes puede informarnos de un sesgo sexual en estos cruces (hombres neandertales con mujeres humanas modernas), pero de hecho también sería compatible con la pérdida por efecto del azar a lo largo de las generaciones de los mitocondriales de origen neandertal si el flujo génico fue, como parece, limitado.

Reconstrucción de un grupo de neandertales. Algunos de estos se muestran como pelirrojos, rasgo genético que descubrió el equipo de El Sidrón en 2007 y que se ha incorporado ya a toda la imaginería neandertal.
© Johannes Krause, Grupo neandertal por Atelier Daynes, París, Francia. Museo de los Neandertales de Krapina (Croacia). Proyecto y realización del museo: Zeljko Kovacic y Jakov Radovcic«La explicación más plausible es que estas regiones cromosómicas son el resultado de una hibridación antigua con neandertales que ha dejado huellas en los genomas no africanos de nuestra especie»40-66El investigador de la Universidad de Oviedo Marco de la Rasilla y Svante Pääbo, el investigador principal del Instituto Max Planck, en la cueva de El Sidrón de Asturias. Además de los fragmentos de la cueva de Vindija, el borrador se complementó con la secuenciación de otros tres neandertales procedentes de Mezmaiskaya (Rusia), de Feldhofer (Alemania) y de El Sidrón.
© Equipo de Investigación de El Sidrón«Los investigadores genómicos del proyecto han descubierto que en varias secciones cromosómicas, el genoma neandertal es más semejante a los tres genomas
no africanos que a los dos africanos»«Si ha habido flujo génico, quizá debemos decir que se trata de la misma especie, ya que el concepto biológico de especie es el de una unidad reproductivamente cerrada»

«Los resultados del proyecto científico no se ajustan a ninguna de las dos hipótesis que se han formulado sobre el origen y evolución de nuestra especie. Se trata de una teoría nueva de la evolución humana»

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Los investigadores obtuvieron la mayoría del ADN utilizado para su estudio de estos fragmentos de hueso pertenecientes a tres hembras neandertales que fueron encontradas en la cueva de Vindija en Croacia.
© Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology

«Para comprender lo que representan los cambios encontrados, deberemos estudiarlos uno a uno, y entender la función diferencial en humanos modernos y en neandertales»

42c-66_espEstos mapas muestran cómo se produjo la interacción entre humanos modernos y neandertales hace entre 70.000 y 80.000 años. Según la investigación realizada por investigadores del Instituto Max Planck en colaboración con científicos españoles del CSIC, esta hibridación podría haber tenido lugar en el Próximo Oriente (mapa de arriba), y desde allí se habría expandido por zonas de Eurasia y Asia, como se ve en el mapa de debajo.
© Comunicación CSIC / Antonio Rosas
Finalmente, hay otras zonas en el genoma neandertal que muestran una profundidad evolutiva más grande que el resto. Siguiendo el mismo razonamiento, corresponderían probablemente a rastros más antiguos de hibridaciones con humanos aún más arcaicos. Obviamente, no disponemos del genoma de un Homo erectus o de un Homo antecesor para poder mirar si comparten estas zonas genómicas, pero todo parece indicar que diferentes expansiones humanas han conllevado que hubiese repetidamente flujo génico con otros grupos procedentes de expansiones anteriores.Un estudio publicado recientemente apunta también en esta dirección. Se trata de la recuperación del genoma mitocondrial de un pequeño hueso del dedo de la mano encontrado en la cueva siberiana de Denisova y datado entre hace unos 30.000 y unos 48.000 años. La secuencia mitocondrial corresponde a un linaje que es muy diferente de los humanos modernos y también de los neandertales, y el tiempo de divergencia de este ha sido estimado en un millón de años. Aunque los periodistas lo interpretaron como el hallazgo genético de una nueva especie, hay que recordar que no existe una correspondencia directa entre divergencia genética y diferencia de especie. Algunas especies están estructuradas geográficamente y eso provoca notables diferencias evolutivas entre individuos. Por ejemplo, se sabe que entre los mamuts había dos grupos de linajes mitocondriales que habían divergido hace entre 1,5 y 2 millones de años, y nadie ha dicho que fuesen dos especies diferentes de mamut. Podría ser que Denisova fuera, genómicamente, morfológicamente, y también culturalmente, otro neandertal, pero que su linaje mitocondrial fuera el rastro de un flujo génico con homininos anteriores. Obviamente, eso se podrá saber estudiando su genoma nuclear, ya que la forma peculiar de transmisión del ADN mitocondrial nos enmascara las posibles explicaciones evolutivas.■ UNA DIFICULTAD INESPERADAAhora bien, todo eso conlleva una nueva dificultad. Para saber lo que es exclusivamente humano necesitamos disponer de una referencia evolutiva externa, pero si hay evidencias de transferencia de genes entre los linajes de los neandertales y de los humanos modernos, quizá no las tenemos. Es decir, si ha habido flujo génico, quizá debemos decir que se trata de la misma especie, ya que el concepto biológico de especie es el de una unidad reproductivamente cerrada. A nivel genético, no hay nada que permita definir que dos poblaciones (o dos individuos) son de especies diferentes; unos pocos cambios genéticos pueden conllevar barreras reproductivas. A nivel morfológico, tampoco; conocemos casos de organismos –las llamadas especies crípticas– que son casi indistinguibles externamente y en cambio pertenecen a especies diferentes. Pero mirándolo bien, el concepto de especie no deja de ser una idea conveniente, un concepto, digamos, operativo, que necesitamos los biólogos para trabajar, desde los taxónomos hasta los conservacionistas. El mismo Darwin creía que los linajes evolutivos eran uncontinuum y que cortarlos en especies era una arbitrariedad nuestra. Tenía razón; por ejemplo, es absurdo considerar que en algún punto del linaje neandertal encontraremos un individuo que será ya neandertal mientras que sus progenitores serán aún Homo heidelbergensis.45-66Diversos cráneos de neandertales y al fondo uno de Homo sapiens. La publicación del primer borrador del genoma neandertal ha revelado que el Homo sapiens euroasiático comparte de un 1% a un 4% de su ADN con los neandertales.
© Comunicación CSICEstá claro que varias evidencias parecen indicar que se trataría de dos especies diferentes: por ejemplo, la morfología neandertal, tan característica, se encuentra fuera del rango de variación de la humanidad actual, y diversos marcadores genéticos, como el ya mencionado ADN mitocondrial, muestran una clara separación entre ambos linajes. Lo más plausible es pensar que hubo un fenómeno restringido de hibridación cuando las dos especies entraron en contacto hace quizá 100.000 años. Este hallazgo inesperado no invalida, aunque dificulta, nuestro planteamiento inicial para caracterizar la naturaleza humana.

■ LA DEFINICIÓN GENÉTICA DE SER HUMANO

La forma más directa de buscar singularidades en el genoma neandertal es buscar aquellos genes que presenten cambios de aminoácido, que, con toda probabilidad, afectarán a la función de la proteína codificada. Se han localizado 78 genes con estos tipos de cambios, aunque a causa de la baja cobertura genómica podría haber hasta tres veces más. Algunos genes de la lista son fáciles de interpretar. Por ejemplo, hay cambios en cinco receptores olfativos que nosotros probablemente tenemos inactivados porque hoy en día no son importantes para nuestra supervivencia. Nosotros, más que ningún otro primate, somos animales esencialmente visuales.

En cinco genes más hay dos cambios de aminoácido (lo que implica un cambio de función aún más importante). Tenemos el gen SPAG17, que parece tener un papel importante en el movimiento del esperma; el gen TTF1, que es un factor de transcripción que actúa activando otros genes; el gen DCHS-1, que codifica para una proteína que interviene en la cicatrización de heridas; el gen RPTN, que codifica para una proteína que se expresa en la epidermis y que está implicada en las glándulas sudoríparas, la raíz de los cabellos y las papilas de la lengua; y el gen SOLH, que codifica para una proteína que aún no sabemos qué función tiene.47-66

El investigador Svante Pääbo, con la reconstrucción de un cráneo neandertal. El científico del Instituto Max Planck, uno de los más reconocidos expertos en ADN fósil, ha liderado el Proyecto Genoma Neandertal, del cual se presentaron las conclusiones en mayo de 2010.
© Frank Vinken
También se han localizado 82 regiones que muestran señales de haber sido seleccionadas de manera positiva por las fuerzas evolutivas (eso se detecta porque este proceso deja una zona de baja diversidad genética alrededor). En una de estas regiones existe el gen AUTS2, que codifica para una proteína que se expresa en el cerebro durante el desarrollo neuronal, y que, cuando está mutada, puede causar autismo. El autismo es un trastorno que se caracteriza por afectar a la conducta social, la capacidad de atención, la planificación y la comunicación del individuo. Curiosamente, otros genes relacionados con el autismo, como el ACCN1 y el CADP2, y algunos asociados a la esquizofrenia (NRG3) y a los trastornos cognitivos del síndrome de Down (DYRK1A), también parecen estar bajo selección positiva en humanos modernos. Desde hace tiempo se ha sugerido que el espectacular desarrollo cognitivo de los humanos conllevó secundariamente la aparición de nuevos trastornos mentales cuando los genes implicados en este proceso evolutivo sufren mutaciones. Es decir, nuestra enfermedad mental es consecuencia de ser quienes somos, lo que ahora se llama, en contextos bélicos, un «daño colateral». Estas evidencias parecen indicar que podría haber diferencias sustanciales entre nosotros y los neandertales en aspectos cognitivos que se deberán investigar.

Otros genes situados en regiones cromosómicas con rastros de selección incluyen el gen THADA, que se ha asociado a diabetes de tipo II. Podría ser que este gen tuviese una función diferente en neandertales y humanos modernos, y por tanto, podría indicar también diferencias en el metabolismo, quizá asociadas a diferencias en la dieta. Otro gen interesante localizado en una de estas zonas es el RUNX2. Sabemos que, cuando alguna mutación lo inactiva, se produce un trastorno de la osificación (conocido como displasia clidocranial), que incluye el retraso en el cierre de las suturas craneales, un hueso frontal anormalmente abombado, una clavícula con un desarrollo incompleto y una caja torácica en forma de campana. Curiosamente, algunos de estos rasgos exagerados por el trastorno corresponden a aspectos morfológicos que difieren entre nosotros y los neandertales, los cuales se caracterizan, entre otras cosas, por presentar cráneos alargados, redondeados por detrás y con el frontal poco vertical.

Tenemos, pues, evidencias de que algo pasa con genes como SPAG17, TTF1, RPTN, SOLH, TRPM1, NRG3, DYRK1A, RUNX2, THADA, AUTS2, CADP2 y ACCN1. A esta lista provisional de sospechosos se deberían añadir otras docenas de genes que muestran algún cambio de aminoácido. Esta pequeña lista, que incluye genes implicados en la fisiología de la piel, la pigmentación, la cognición, el desarrollo óseo y el metabolismo, podría ser clave para definir nuestra especie. Pero para comprender lo que representan los cambios encontrados, deberemos estudiarlos uno a uno, y entender la función diferencial en humanos modernos y en neandertales. La forma más fácil de conseguirlo será crear ratones transgénicos con estos genes neandertales. La «neandertalización» de ratones será una de las consecuencias científicas del genoma neandertal, e implicará bastantes años de investigaciones y posiblemente de hallazgos espectaculares. Pero por ahora, estamos empezando a confeccionar la lista genética donde se esconden las claves de nuestra humanidad. No solo sabremos cómo sentían, pensaban, comían y enfermaban los neandertales, sino que sabremos qué es lo que nos hace diferentes a nosotros. Los neandertales, nuestro espejo evolutivo, nos ayudarán a definirnos, 30.000 años después de su extinción, y podremos ser, por primera vez, nosotros mismos.

Bibliografía
Green, R. E. et al., 2010. «A Draft Sequence of the Neanderthal genome.» Science, 328 (5979): 710-722.

Carles Lalueza-Fox. Profesor titular. Instituto de Biología Evolutiva (CSIC-UPF), Barcelona. Miembro del Equipo de Investigación de El Sidrón.
© Mètode 66, Verano 2010.

Tomado de:  http://metode.cat/es/revistas/documento/el-genoma-neandertal

 

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